Los sistemas anti-palanca en las puertas acorazadas en Sabadell están diseñados para impedir que alguien pueda forzar el acceso introduciendo una herramienta entre la hoja de la puerta y el marco. Su función principal es eliminar los puntos de apoyo que un intruso podría utilizar para ejercer presión y así separar los elementos de cierre. Para entender su funcionamiento conviene analizar cómo se integran en la estructura de la puerta y qué componentes intervienen.
En primer lugar, el marco de una puerta acorazada suele fabricarse en acero reforzado. Esto es esencial porque los sistemas anti-palanca actúan en coordinación con la rigidez del marco. La hoja de la puerta incorpora varios bulones o pernos de acero que se introducen en el marco al accionar la cerradura. Estos bulones no solo se sitúan en la zona delantera, sino también en los laterales y en ocasiones en la parte superior e inferior, formando un anclaje multidireccional. Al distribuir los puntos de cierre se impide que una palanca pueda concentrar la fuerza en un único sitio.
Además, muchos modelos incluyen garras fijas soldadas al bastidor que se introducen dentro de la obra. Estas garras refuerzan la unión entre marco y pared, evitando que un ataque con palanca logre desplazar el conjunto. A esto se suma el uso de perfiles solapados: la hoja se solapa sobre el marco, reduciendo el espacio libre para introducir herramientas. El resultado es una superficie continua en la que no hay rendijas aprovechables.
Otro aspecto importante es el grosor y el tratamiento del acero. Los fabricantes emplean chapas laminadas con resistencia a la torsión y a la presión. En algunos casos se añaden placas interiores que protegen la cerradura y los bulones. Todo este conjunto funciona de manera integrada: cuanto más ajustada sea la interacción entre hoja, marco y anclajes, menor será la posibilidad de que una palanca consiga abrir un hueco.
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